21.12.12

Breve reflexión pre-navideña

Foto de Efe
Ayer pensaba en la lotería. Todos los años por estas fechas, compramos décimos soñando con los pequeños o grandes cambios que supondrían nuestros billetes premiados.
Pero este año la lotería más que para soñar serviría en muchos casos para dejar de sufrir.

Dejar de pasar noches en vela viendo como se acerca el fin del cobro de la prestación por desempleo y aún sin trabajo. 
Dejar de tener una bola en el estómago viendo que la alimentación de tus hijos es de supervivencia.
Dejar de recurrir a la generosidad de los familiares.
Dejar de disimular el brillo de una ropa demasiado gastada por el uso.
Dejar de recortar en gastos "superfluos".
Dejar de engullir la vergüenza que lleva implícita un desahucio o recurrir a un comedor social.
Dejar de tragar con situaciones injustas antes e injustas ahora en el trabajo porque "ahora está todo muy mal". (Para esta situación y la siguiente hace falta un buen pellizco).
Dejar de ajustar tus enfermedades a los días que puedes permitirte faltar al trabajo por si acaso.
Dejar de quedarte en casa las próximas vacaciones de verano después de un año de trabajar más horas por menos sueldo si no tienes familiares o amig@s con casa fuera que te ofrezcan la alternativa.
Dejar de ver cómo la cifra de tus gastos devora a la de ingresos lenta e inexorablemente.

Y podría seguir pero esta entrada la he titulado "breve reflexión". 

Estaría bien que nos tocara a todos un poquito en vez de que unos pocos amasaran grandes fortunas. Sería un ejemplo muy significativo a seguir a todos los niveles (todos, los más altos los primeros) en estos tiempos que corren.

Sé que es improbable pero por si acaso no es imposible:

Feliz premio de lotería para tod@s.

13.12.12

Devorador@s de historias: Come, reza, ama


Lo mío con las micro-casualidades es algo a lo que ya me he acostumbrado y me parece natural.
No es raro que esté interesada en un tema y a los pocos días aparezca una tertulia en un programa de radio, una letra de una canción, o me tope con un libro o una película que hablen sobre el mismo asunto.
A veces estas casualidades son superficiales. Simplemente pueden consistir en haber leído, por ejemplo, que el rastro de Amelia Earhart en su último vuelo se perdió cerca de la isla Howland y el mismo día o al siguiente encontrar por casualidad entre los diferentes canales de televisión -y son unos cuantos, tantos que pruebo al azar porque no consigo aprendérmelos nunca- un documental que habla sobre esta isla y por casualidad he llegado allí en el minuto del programa donde empiezan a mencionarla. 

De forma más relevante, otras veces mi curiosidad se obsesiona, por ejemplo, por cómo conseguir mantener un equilibrio interior que vaya más allá del período de vacaciones. (Esto siempre ha sido una curiosidad pero desde hace unos años se ha convertido definitivamente en una obsesión.)
Obviamente los libros que escojo estarán orientados a satisfacer esta demanda y quizás hasta las películas pero una cosa es lo que parecen y otra lo que resultan ser. 
En este punto de la entrada espero que no haya un psiquiatra con exceso de celo leyéndome porque he de decir que...los libros me hablan. Sobre todo de un tiempo a esta parte.

No es la primera vez que paso las primeras páginas de un libro pensando si quizás debería estar leyendo aquel otro que también tenía buena pinta cuando, a medida que leo, encuentro claves que tienen que ver directamente conmigo. 
Entonces el libro se transforma. O quizás soy yo la que lo hace porque siento que ya no somos el libro y yo si no que me fundo con el contenido -en un sentido metafórico, señor psiquiatra- y se establece una conexión entre lo allí explicado y yo, como si lo hubieran escrito para mí. 
Me parecería perfectamente normal que en algún momento encontrara alguna frase que dijera algo así, como, "Mae, cuando hayas llegado a este punto recuerda lo que digo en el capítulo anterior: debes...".


Come, reza, ama de Elisabeth Gilbert tiene algo que me ha enganchado terriblemente. Probablemente se deba a similitudes en experiencias y en el modo de afrontarlas. Puede que también se deba a la curiosidad por saber cómo otra persona ha resuelto desde el punto de vista personal una situación e inquietudes parecidas. 

Una mujer de vida acomodada se encuentra en un matrimonio al que ha llegado por inercia y  puro autoconvencimiento y un día descubre lo inevitable, que no es el lugar donde quiere estar. A partir de ahí la búsqueda de su felicidad interior la llevará a recorrer otros caminos y otros lugares que definan lo que verdaderamente quiere.
(Puntualizo que las coincidencias con la autora no están en este aspecto...Por si acaso).

Recuerdo que hubo una película protagonizada por Julia Roberts y Javier Bardem basada en este libro pero todo lo que huela a comedia romántica me produce un cierto y automático rechazo. Es como los análisis de sangre, que con una o dos veces al año tienes suficiente para saber cómo está todo y no perderte algo importante.
Además Julia Roberts creo que ha llegado a eclipsar a sus propios personajes y con Bardem, en cada película tengo que hacer soberanos esfuerzos para sobreponerme al actor y reconciliarme con el rol interpretado. Siempre termina ganando su interpretación pero este conflicto hace que tenga sus películas al final de la lista de espera.  

A la protagonista y escritora de Come, reza, ama nos separan muchas cosas y por ello me he dejado llevar. Me he deslizado en su piel para ser testigo cómodo de su experiencia. Ya me gustaría a mí ir a buscar respuestas directamente a los lugares donde se supone que hay que buscarlas de primera mano, experiencia sensorial incluida, y dedicarme un año entero a mi persona.

He visto que en algunos sitios este libro lo califican de superficial, de facilón, de típica historia de mujer-de-buena-posición-con-una-visión-ingenua-de-la-vida-y-a-la-que-todo-le-sale-bien- ¡qué-casualidad!
Yo me lo he leído como un relato de reflexiones y vivencias que una persona ha querido expresar desde su propia experiencia y aunque hay cosas que si profundizo no me aportan nada sí hay pequeños detalles que me hacen reflexionar.
Como por ejemplo que procurar tu felicidad hace que dejes de ser un obstáculo para la de los demás. Esta frase me dio que pensar.

También he visto que se ha creado una corriente de seguidor@s (seguidoras, sobre todo) convirtiéndolo en una especie de libro de culto. Tiene su lado asombroso que a partir de la experiencia de una persona otras se animen a crear un punto de partida para ensamblar las piezas de sus vidas y tratar de lograr algo mejor.

No es un manual de yoga, ni un libro de autoayuda, ni una guía de viajes, aunque desde el punto de vista gastronómico Italia ha cambiado a mis ojos. No tiene más pretensiones que contar una etapa en la vida de una persona y yo tampoco le pido más.

Y por último qué mejor cierre que una imagen de la nueva vida de la autora:

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