31.3.11

Devorador@s de historias: Misery

Hoy en Devorador@s vuelvo con un libro de Stephen King
 
 
La historia se centra en los acontecimientos que vivirá un escritor de éxito, que ha decidido dar un giro a su obra. Después de sufrir un accidente de tráfico se despierta en la casa de Annie Wilkes, quien generosamente le ha recogido y está cuidando de él. Lo que no se imagina el protagonista es que a partir de ahí vivirá un auténtico infierno.

Esta historia de nuevo explora la pesadilla hecha realidad. Stephen King es un maestro en plantear situaciones extremas y dar un paso más allá para darles cuerpo y recrearse en los detalles. Consigue escribir y desarrollar ampliamente situaciones que probablemente otros solo nos atrevemos a apuntar en nuestras cabezas y las desechamos después por ser demasiado morbosas.

Misery es una novela muy intensa y cargada de tensión a pesar de que la historia se desarrolla en escenarios muy poco variados y con pocos personajes pero quizás esto precisamente refuerza el suspense y terror de la situación del protagonista. Es tremendamente angustiosa y te identificas tanto con el personaje principal que cualquier cosa que hiciera éste estaría sobradamente justificada.


No he visto la película pero recuerdo nítidamente una escena del libro en la que aparece un cubo de fregar...

25.3.11

Hay otros mundos...y están en éste

Que no estoy escribiendo mucho en In Scriptum no es una novedad. A la vista salta que el número de entradas a veces se reduce a una (la sección fija de Devorador@s... y porque tengo un compromiso moral con mi numeroso público).

Dolencias físicas varias, que realmente no me ha sucedido nada fuera de lo normal y que quizás también debido a las dolencias varias no tengo la perspectiva adecuada para verle la chispa a lo que hay a mi alrededor, tienen la culpa.

Hoy sin embargo, surcando los mares de internet he descubierto una fotos de microfotografía espectaculares. Aunque reconozco que no soy imparcial. Siempre me ha fascinado la realidad vista tan de cerca. Realmente se abren universos paralelos ante nuestro ojos.

¿Dónde las he descubierto? En la web de National Geographic, la entidad culpable.

Huevo de mariposa julia sobre zarcillo

Huevo de mariposa búho. Ese mosaico quedaría genial en el cuarto de baño.

Huevo de mariposa cervantes sobre hoja de trébol

  Y para regocijo de los alérgicos:


Polen de los pinos. Éste viene en cesta para regalo y todo. ¡Qué detalle!

Pólenes varios. En el centro, de calabacera y el más pequeño, a la derecha, de nomeolvides.



Polen de geranio

Polen de nomeolvides (en azul celeste), el más pequeño de todos los pólenes

Polen de trébol blanco. Parecen panecillos horneándose.

Más fotos y más información realmente útil al pie de las mismas aquí y aquí.

Una pregunta retórica: ¿por qué en fotografía artística macrofotografía se refiere a las fotos hechas para acercar la realidad y cuando realmente la acercamos del todo se llama microfotografía y pertenece al campo de la ciencia?

24.3.11

Devorador@s de historias: Monstruos invisibles

Hoy Devoradores lo abre (y lo cierra) Chuck Palahniuk, novelista estadounidense más conocido por ser autor de El Club de la Lucha, obra que fue llevada al cine por David Fincher, con poco éxito de taquilla pero convertida en película de culto a raíz de su lanzamiento en dvd, lo que por otra parte no es extraño ya que la película -como la historia- da para mucho. Si aún no la has visto es recomendable verla a partir de tres veces para sacarle el jugo básico; posteriores visionados seguro que aportarán más pero no es cuestión de que a nadie le empache antes de empezar.

Monstruos invisibles
está en el mismo estilo del autor, con los elementos característicos de sus novelas como el llamado por Palahniuk, la pistola escondida y el empleo de lo que también él mismo llama ficción transgresiva, en el marco de una road movie.
Básicamente el argumento se centra en el recorrido que hacen tres personajes -una mujer que lleva su rostro oculto y a la que apenas se la entiende cuando habla, un transexual y un tercer acompañante- a lo largo de diferentes escenarios que cruzan a bordo del mismo coche. Es un viaje hacia la autodestrucción, en un intento desesperado de reinventarse a sí mismos, en medio de una sociedad que anula a todo aquél que no siga sus dictados.

La historia es una crítica a la superficial veneración a lo estético, que es tal que solo existes para la sociedad en la medida en que puedas ser aceptado por tu excelente aspecto físico, porque estés al día en los dictados de la moda y porque permanezcas siempre absurdamente joven y envidiadamente guap@.

La novela está escrita con el estilo peculiar de Palahniuk, con saltos en el tiempo, ritmo abrupto, como si fuera una fotonovela, de forma impactante y aliñado con las perlas del autor, ácidas, contundentes, exagerando los tópicos de tal modo que los lleva más allá de la crítica y los convierte en burla. No lo digo por decir ya que los editores se negaron a sacarla al público en un primer momento por ser demasiado dura lo que motivó al autor a escribir El Club de la Lucha, tratando de provocarles aún más.

El final es sorprendente, inesperado.
Sin contar El Club de la Lucha es de las mejores novelas que ha escrito Palahniuk.

Como apunte cotilla diré que algunas de las vivencias que se pueden leer en sus novelas están inspiradas por  experiencias propias del autor.

[Esta vez no incluyo enlace a sinopsis porque todas las que he encontrado adelantan el final]

21.3.11

Los novios con los que no seguiste


No sé por qué extraña razón ayer sin venir a cuento y en el momento en el que decaen el entusiasmo y aparece la modorra después de una comida tardía fuera de casa -y por el fin de semana tan intenso que hemos tenido porque de vez en cuando nos relacionamos con otros seres y hacemos vida social, no solo colocamos cajas- pensé en los novios/parejas que he tenido en mi existencia -que no han sido muchos, apenas unos 538.729- y en cómo, con el paso del tiempo todos nos parecen peores de lo que nos parecían en su momento.

Lógicamente los años nos afectan a tod@s, individualmente y en pareja, y en cualquier caso algunos están genéticamente predestinados a quedarse calvos, a que les salgan más o menos arrugas, etc. Otros factores a lo mejor no dependen tanto del regalo genético de nuestros ancestros o se puede influir en ellos de otro modo, bien con la alimentación, el ejercicio, etc.

Pero pensaba yo que a posteriori la valoración siempre era negativa. Así ha pasado. Cuando por casualidad he coincidido con alguna de estas ex-parejas siempre los he encontrado muy calvos, más gordos, más bajos, más...desagradables.

Y esto último no lo digo con mala idea es que la sensación ha sido así. Y no creo que tenga que ver con cómo haya finalizado la relación porque puedes tener un concepto negativo de la persona y que físicamente te siga pareciendo objetivamente atractiva, etc. La verdad es que a mí nunca me han gustado los guaperas "oficiales". La belleza se la reconozco pero para mí la persona tiene que tener "algo" que encienda la chispa y no tienen por qué ser precisamente unos ojos azules.

Eso me llevaba a pensar cuánto habré cambiado yo desde todos esos entonces y qué impresión les produciría a ellos (simple curiosidad, tampoco es que me importe mucho lo que piensen de mí pero es interesante verse con otros ojos).

También en que quizás la venda del amor es la que nos mantiene ciegos selectivamente y aunque en una relación, con suficiente tiempo y convivencia de por medio y superadas las etapas iniciales ves el lado oscuro de tu pareja, seguimos apreciando positivamente aquello que a lo mejor ya no está como estaba cuando lo conocimos.

[P.D.: Para que mi actual pareja no se sienta ambiguamente incluído en lo expuesto diré que con él sigue la chispa del primer día a pesar de que muchos días sea difícil ver fuegos artificiales entre la niebla del cansacio, las obligaciones y la falta de tiempo.]

17.3.11

Devoradores de historias: Historia del rey transparente

Es la historia de Leola, campesina de la Edad Media francesa que debido a los acontecimientos históricos que vive su país, se queda sola, sin familia y toma una decisión drástica que dará un nuevo curso a su vida: vestirse de caballero para sobrevivir.

A partir de aquí Leola comienza un viaje a lo desconocido. Conocerá a diversos personajes: una bruja, un caballero, una duquesa. Vivirá experiencias que nunca había imaginado antes: se enamorará, se batirá, será armada caballero ...Y por supuesto oirá hablar de la misteriosa historia del rey transparente, que siempre que alguien intenta relatarla muere instantáneamente después de pronunciar unas pocas frases...

Leola irá creciendo, viviendo, madurando, convirtiéndose en una persona atípica para su tiempo, aunque probablemente no la única. La historia de la humanidad está plagada de omisiones sobre la participación femenina en los grandes momentos de cambio.

No encontraremos una mujer masculinizada, capaz de las más increíbles proezas y habilidades. Tampoco una heroína perfecta, correcta, impoluta.
Solo una mujer forzada por las circunstancias a llevar a cabo un papel no apropiado para su época. Atrapada en su falsa condición descubrirá que tiene un lado femenino que alimentar y que no puede eludir.

En esta historia Rosa Montero nos recuerda que no importa que seas hombre o mujer, solo importan las personas; no importa que seas fuerte o frágil, solo importa que no te conformes con tus limitaciones y quieras superarte; no importa la causa por la que luches, solo necesitas estar convencid@ de hacer lo que tú crees que es correcto; no importan los convencionalismos sino el firme compromiso contigo mism@ y trabajar en aquello que crees, teniendo en mente aquello que pueda ser bueno para todos.

Es una historia universal, llena de humanidad, compañerismo, valentía -la verdadera valentía, la que se saca cuando tienes miedo, dudas o estás confus@- y generosidad de corazón, donde lo que importa es ganar  junto a otros, construyendo, aunque a veces las circunstancias nos obliguen a competir y dividirnos.

Leola es una heroína antiheroína, de esas que se pueden encontrar en cualquier persona corriente de cualquier tiempo.

10.3.11

Devorador@s de historias: Cell

¿Qué pasaría si ves que cada una de las personas que te rodean, al contestar el móvil empieza a tener un comportamiento extraño y extremadamente violento?

¿Qué pasaría si al cabo de unos días toda la ciudad se viera sumida en el caos y comprobaras que todas las personas que han contestado una llamada desde sus móviles se han transformado en zombies?

¿Qué pasaría por tu cabeza si tuvieras que emprender una huida hacia un lugar más seguro, libre de zombies y de la emisión que produce su transformación, compartiendo tu nueva vida con desconocidos en la lucha por la supervivencia?

Este es el argumento de Cell, obra de Stephen King del año 2006. Como siempre King haciendo gala de su humor negro, a parte de su gusto por el terror, ofrece un relato estremecedor sobre la degradación de la humanidad a merced de la tecnología. 

La historia en sí no indaga ni explica los motivos de esa transformación; describe los efectos que produciría para nuestra civilizada vida en las grandes ciudades un cambio semejante, recordándonos lo vulnerables y frágiles que somos precisamente porque nos hemos hecho dependientes de la tecnología que nos hace poderosos pero solo aparentemente. 
En  condiciones como las descritas en el libro somos aún más vulnerables sde lo que pudieron serlo los seres humanos primitivos enfrentados a un entorno  casi siempre hostil porque hemos dejado de escuchar a nuestros instintos y hemos hecho oidos sordos a la esencia natural o animal, si cabe, de nosotros mismos.
Es posible que descrita la trama volvamos a pensar en Walking Dead y no vamos muy desencaminados.

Es una novela impactante, cargada de tensión y "malos" momentos que una vez más podrás disfrutar desde la comodidad que da ser testigo de los acontecimientos de ficción que les pasan a otros. 
En esta historia, Stephen King se muestra conciso, objetivo y original lo que se agradece ya que a veces es un poco dado a escribir "al peso", quizás porque considera que aportar toda la información posible enriquece la historia pero hace que a veces se pierda el hilo; y a perfilar a sus protagonistas  humanos como escritores o escritores en pleno proceso de bloqueo. Está claro que mejor se escribe de lo que mejor se conoce pero a veces es bueno arriesgar.

En general de Stephen King poco se puede añadir: es un escritor prolífico,  -con algún puntual desacierto como es el caso de Los Tommyknockers- pero con una gran capacidad creativa y habilidad de sobra para ahondar en las diferentes formas de terror imaginables para todos los gustos.

[Si no quieres saberlo todo del argumento de la novela mejor no abras la imagen]

8.3.11

Deportes indoor


Pasados unos meses después del adiestramiento serbio-moscovita-espartano que supuso reformar el piso en lo tocante a disciplina mental y física, seguimos con las guerrillas dentro de casa.

Cada vez que tenemos un viernes despejado de obligaciones prioritarias -¡dónde se han quedado los viernes para relajarse...!- allá que nos vamos a recoger unas cuantas cajas en el guardamuebles familiar gratuito y nos las llevamos al piso.

Eso supone hacer la gimnasia correspondiente al transportarlas y colocarlas dos veces: una en el coche y otra en casa -¡por fin!-, seguida de los ejercicios de flexión de tronco para abrirlas y colocar su contenido en donde mejor puedan ir.

Aquí empieza la gimnasia mental y consiste en hacer puzzles para que puedas combinar la intención de dejarlo lo mejor colocado en su sitio pero con la rapidez suficiente para que no empiecen a acumularse cajas sin abrir -o lo que es peor, abiertas todas pero sin vaciar- por toda la casa, sumándose a las que llegarán.

De este modo hemos disfrutado de este fin de semana pasado, en el que creo que hemos trabajado más que en toda la semana. No contentos con semejante tarea abre-coloca el domingo nos fuimos a comprar un mueble que ya era imprescindible poner para que el flujo de trabajo no se viera interrumpido antes del lunes y no solo lo compramos y lo cargamos si no que también hubo que montarlo.

Una preocupación me ronda últimamente: ¿qué vamos a hacer en nuestro tiempo libre cuando se nos acaben los "extras"? ¿Empezaremos a aburrirnos teniendo que decidir si ir al cine, salir a disfrutar de la naturaleza  o quedar con otros seres humanos?

La cuestión es que hemos terminado el domingo más exhaustos de lo que finalizó el viernes y creo que con la secreta convicción, ambos dos, de que por una vez ir a trabajar el lunes fuera de casa ya no parecía tan malo sino incluso deseable.


4.3.11

Coincidencias

Dos acontecimientos independientes pueden convertirse en una pequeña historia.

La semana pasada, no sé por qué motivo, me pasé de estación en el Metro.
Quizás fue porque me distraje cuando un chico entró en el vagón haciendo un curioso rap con gran parte de los viajeros que íbamos dentro, describiendo lo que llevábamos o lo que hacíamos para componer sus versos.

Quizás fue porque me pareció llamativa la aceptación de todos los viajeros y la sonrisa reflejada en sus rostros en uno de esos momentos en los que tantos individuos aislados y confinados en un espacio que resultaba pequeño por la aglomeración podíamos de repente quedar todos conectados y reconocernos como grupo que puede llegar a estar unido.

Cuando me di cuenta me bajé en la siguiente estación y cogí la línea en dirección contraria para poder hacer el trasbordo del modo más rápido que me llevara a la siguiente línea.

En un momento en que sin saberlo aún iba a ignorar la primera estación en la que debía bajarme me fijé en que una de las pasajeras llevaba una boina de lana en color azul turquesa oscuro, con un diseño nada visto. Ella estaba de espaldas a las puertas de salida del convoy por lo que no pudo darse cuenta de que otra señora iba caminando por el andén con exactamente el mismo accesorio que ella. Idéntico.

Tuve que cerciorarme la primera vez de que no eran la misma persona. Observé a las dos pensando en que quizás se verían, al menos la del vagón, que se giraba un poco y podía ver a la otra en el andén pero no fue así.

Ese día pasó para ellas sin saber que otra persona llevaba una prenda igual que la suya. Esto en sí es una tontería pero me hizo pensar en qué cosas pasan durante el día que podrían interesarnos y de las que no tenemos ni idea. Me refiero a las cosas que nos interesarían al margen de nuestra atención. No a las cosas que pensamos que nos interesan sino a las que no sabemos incluso ni que existen pero que de saberlo nos gustaría ser conscientes.

La siguiente reflexión que me vino a la cabeza es que por un momento yo era el nexo de unión entre esas dos personas -por un detalle sin importancia- sobre un aspecto que tampoco era relevante para mi, y que me proporcionó una sensación extraña, como de intromisión.

Como dije más arriba, corregí mi rumbo dentro del Metro y me fui a casa.

La sorpresa vino ayer, cuando ya sin haberme equivocado, hice el trasbordo a la segunda línea que habitualmente debo coger y por el rabillo del ojo algo llamó mi atención.
Era la boina turquesa, que iba sobre la cabeza de la persona que probablemente caminaba por el andén de la estación en la que yo debí haberme bajado días pasados y que ignoré por completo.
Me fijé en su rostro y debía de ser ella porque no se parecía en nada a la mujer del vagón -en la del andén no me dio tiempo a fijarme en su cara- y a falta de más información la que había encajaba. (Podía haber una tercera boina transitando por la misma línea ¡y entonces mejor será que me fije bien si hay algún puesto ambulante vendiendo en los pasillos y os dejo tranquil@s con mis filosofadas!)

La sensación en estas circunstancias fue como en una película, cuando un elemento aparentemente superficial para la historia se vuelve protagonista porque es un elemento conductor de historias/personajes/acontecimientos que no están unidos entre sí; como yo, hacía unos pocos días atrás.

Me hizo recordar la película  La Lista  de Schindler, rodada en blanco y negro a excepción del gorro rojo de una niña judía.


Momentos metafísicos que tiene una.

3.3.11

Devorador@s de historias: Presa

Imagina que eres un informático especializado en inteligencia artificial, que has sido despedido recientemente de tu empresa porque has descubierto una estafa en los cargos superiores.

Tu mujer es vicepresidenta en una empresa de nanorobótica que desarrolla un sistema de diagnóstico médico con nanotecnología.

Por una serie de fallos en la programación son requeridos tu servicios informáticos ya que tu antigua empresa está trabajando en colaboración con la de tu mujer y te ves impulsado a aceptar el puesto ya que tu mujer ha sufrido un extraño accidente y sospechas que tiene alguna relación. 

Una vez allí descubres que la empresa de tu mujer colabora en un proyecto con el Departamento de Defensa cuyo fin es crear un enjambre de nanorobots semi-inteligentes para labores de espionaje y reconocimiento.

Si todo esto que he dicho se cumple entonces eres el protagonista de esta obra de techno-thriller cuyo autor, Michael Crichton, es el precursor.

Si te gusta sumergirte en una historia con la mínima información previa NO pinches en el enlace y si ya lo has hecho, no leas el contenido de la página de destino.
Hablar de Michael Crichton es hacerlo de éxito. Gran parte de sus novelas han sido trasladadas al cine o a la televisión y bastaría recordar títulos como Congo, Acoso, Twister, Parque Jurásico...

Me repito una y otra vez recomendando leer siempre el libro aunque se haya visto la película y en el caso concreto de Parque Jurásico hago especial hincapié. 
La historia llevada a la gran pantalla, cuando lees los dos libros existentes, está adaptada para ser apta para todos los públicos, algo bastante edulcorada y se podría decir que excesivamente correcta a pesar de la situación terrorífica que se plantea y la magnitud de las consecuencias. Pero este devorador@s de historias no está dedicado hoy a Parque Jurásico así que volvemos al que nos ocupa.

Presa es una novela que a pesar de ser ficción demuestra estar, como siempre cuando se trata de Crichton, bien documentada y contada de forma que no es necesario ser físico, matemático ni ingeniero aeronáutico para entender perfectamente lo que sucede, haciendo la lectura ágil y fluida.  Esto le proporciona una gran verosimilitud a la historia y por lo tanto nos permite adentrarnos en ella como si nos estuviera sucediendo a nosotr@s. mismos.
En mi opinión hay una "escena" que me pareció especialmente siniestra y muy visual. Solo diré: una colina, de noche, un enjambre, el protagonista...

El tema está en la línea de Un viaje alucinante, aunque son historias totalmente dispares en su desarrollo y conclusión.


Y en la de los avances que Michio Kaku adelanta, entre los que se incluye la nanotecnología médica, aunque en el enlace al que os dirige la imagen no aparezca explícitamente indicado.

Coherentemente con las historias que recomiendo los jueves, que para eso he abierto esta sección aunque cada uno es libre de hacerme caso o de ignorarme, os aconsejo que la leáis porque se pasa un buen rato de tensión agradablemente sentado en tu sofá, debajo de una olorosa higuera, o entre mullidas almohadas antes de dormir, mientras los protagonistas se enfrentan a los efectos de una tecnología muy avanzada fuera de control y sometida a intereses poco filantrópicos.