5.9.11

Viana do Castelo




Siguiendo con el tema de las vacaciones -se nota que me resisto a aceptar que se terminaron y de eso ya hace unas tres semanas- es de visita obligada pasar un día en Viana do Castelo, población portuguesa que nos viene muy a mano desde el centro neurálgico de operaciones vacacioniles.

Galicia es muy bonita pero la pega principal que tiene es que las carreteras no siempre son tan rápidas como gustaría y a veces tienes que invertir mucho tiempo en poca distancia. Esto hace que las posibilidades de pasar un día fuera, y no la noche, se vean condicionadas a la variable tiempo-espacio.

Viana tiene puerto, mucho encanto y un restaurante, O Pescador,  en pleno casco histórico, donde sirven un arroz com lavagante -arroz con bogavante- que quita el sentido y a un precio más que razonable. Allí se come pronto: a eso de las 12 p.m. ya dan comidas aunque en las zonas turísticas el horario se amplia a los hábitos españoles.

En O Pescador todo está bueno, hasta los entrantes. Es costumbre que, hasta que te sirven el arroz, te pongan tapas variadas que incluyen aceitunas aliñadas, porciones de quesos varios, patés -mi favorito es el de cangrejo- mantequillas con sal y diversos tipos de panes -mi favorito es el de maíz, podría vivir una temporada a base de paté de cangrejo y pao de milho*- y si pides un Muralhas de Monçao -un vinho verde estupendo- te lo sirven bien fresquito y entra tan bien que es probable que cuando llegue el lavagante acabes hablando con él como si le conocieras de toda la vida. 

Muestra de arroz com lavagante

Pero no todo es comer en Viana. Tiene un algo decadente que me gusta de Portugal. 

Mil disculpas si me repito pero curiosamente en la parte de Galicia que está cerca de Portugal, al menos en la que yo frecuento, hay cierto rechazo a la población portuguesa. Esto viene de épocas pasadas en las que la precariedad y mucha necesidad y como suele ser habitual en las zonas fronterizas, han provocado que habitantes de todos los pelajes se pasaran a Galicia y no siempre con satisfacción y alegría para los gallegos. Hasta tal punto es que se suele sobreentender que cuando un producto es portugués es portugués, es decir, de mala calidad. 


Por otra parte sería hipócrita no reconocer que la desconfianza hacia el pueblo vecino es algo que viene de lejos, prácticamente desde que el ser humano se ha unido a otros seres para formar comunidades, tribus, pueblos, etc. Ahora todo resulta más cercano, más próximo, ya tenemos un conocimiento más aproximado de las realidades que nos rodean y los mitos y leyendas provocados por el desconocimiento dan paso a otros producto de la sobreinformación. A mi la verdad, cuando oigo esos comentarios me parecen algo anticuado y que responden más a algo que se dice por costumbre que porque queden argumentos que lo sostengan.

Afortunadamente para mi visión políticamente correcta en la que todos los que podemos económicamente somos miembros de la Comunidad Europea esos prejuicios no existen. 
Ironías a parte es cierto que yo no tengo una visión tan local. Cuando viajo a un sitio que no conozco intento aparcar mis prejuicios y mirarlo con ojos nuevos. Yo no sé si todo lo que hacen en Portugal es de peor calidad o no. El calzado por ejemplo me parece un poco más feo pero quizás sea más cómodo, vaya usté a saber. A mí los portugueses me parecen como los españoles: unos mejores y otros peores, y hablando portugués.

Me gusta su sentido del color, a veces las combinaciones que hacen me parecen un poco contrastadas pero no se les puede negar alegría y vitalidad. Mezclan -al menos en lo que yo he visto- lo antiguo con lo moderno de forma que conviven con dignidad lo uno y con sencillez lo otro y me parece muy simpática esa costumbre a media tarde de dejar un ratito para el café y un dulce. Si pides un café te lo ponen en una tacita pequeña, apenas puedes coger el asa sin temor a que se escurra -imposible engancharla con algún dedo- pero tiene un buen sabor. Algunos cafés servidos en taza pequeña necesitan tres kilos de azúcar y siguen siendo amargos pero el que he tomado en los diferentes sitios en los que he estado de Portugal no.

Tienda de artesanía textil

Me gusta viajar a Portugal y la verdad es que me gustaría conocer otras regiones . Como siempre, me encantaría vivir una temporadita allí para sentir el latido de sus calles, sus gentes, sus costumbres.
Si es que tengo alma de rica bohemia...




*[Mi teclado no está en portugués y a pao le falta encima de la "a" el signo que hace que la eñe sea eñe y no ene]

6 comentarios:

  1. Yo creo que he estado en Viana do Castelo ¿o no?

    No sé, se comía muy bien, era muy bonito, estaba cerca de Galicia y tenía un Viana en el nombre.

    Lo de estar enfrentados a los del pueblo de al lado debe ser algo atávico, y si los del pueblo de al lado son "extranjeros", pues mucho más, y si hubo una guerra, pues ya, ni te cuento.

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  2. ¿Tú también eres "norteña" para las vacaciones?

    Lo de "Viana" es muy común en Portugal y en Galicia también hay pueblos que repiten nombre lo que hace que a veces sea un lío.

    Comer bien la verdad es que sí, a mí lo que me gusta mucho de la cocina portuguesa es el arroz blanco...En su punto justo, no necesita nada más....Ais, si es que al final son las vacaciones gastronómicas ;)

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  3. Yo voy donde me lleva el viento. Vale, donde me lleva mi exiguo presupuesto y también, donde me mandan :-)

    El norte me gusta, y el sur, y Levante y ... mira chica, a mí menos una provincia española (que no voy a decir), me gusta todo, y el extranjero, y el mar y la montaña y la ciudad y hasta el pueblo (sobre todo porque como yo no tengo uno, no hay señoras que vengan a preguntarme "de quién soy").

    Pero Galicia tiene algo especial y estoy deseando volver, y a Portugal, más aún.

    Y sí, sí, vaya donde vaya ¡Vacaciones Gastronómicas! porque lo que de verdad me quita las ganas de ir a un sitio es que no se coma bien, o muy caro, o como que haya muy poquita variedad ¡¡Y eso nunca pasa en Galicia!!

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  4. La verdad es que desilusiona probar platos en tierras nuevas y que no te digan ná, ni haya sorpresa, o te comas dos chorradas y te cueste como un banquete, jaja.

    Aaaah, viajar,....mi sueño de rica no sería tener muchas más cosas -mejorar un poco las que tengo sí- pero lo que de verdad me haría ilusión sería viajar y viajar...Hoy aquí,..mañana allí...

    Nada, a ver si se animan los del National Geographic y me hacen un oferta irresistible para que yo viaje gratis por el mundo haciendo fotos que luego me paguen muy bien. Sería una alternativa a la lotería... :P
    Si eso te aviso y de paso nos hacemos críticas gastronómicas ;)

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  5. Qué maravilla la última foto. Me parece de concurso.
    Yo estuve en Lisboa en el año 89. Me impresionó. Veía tiendas con fachadas de madera y amplísimos escaparates de cristales poco limpios. Pulcritud en el interior, decadencia por fuera, colorido...

    Tengo que reconocer que esos contrastes me terminaron enamorando, que hay algo mágico en esa mezcla de lo moderno y lo antiguo, de lo luminoso y lo apagado.

    Ya estamos con el eterno sueño de viajar y viajar, eh?

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  6. ¡Gracias por el piropazo fotil! :D

    Sí, sí, esa mezcla es genuina. Y combinar colores de la forma en que lo hacen y que queden bien y no un batiburrillo es un misterio para mí.

    Mmmmm...Viajar y viajar, a veces ya parece un virus del que no se cura uno nunca. ;)

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