7.6.10

Tiritas precortadas esquivas

Siempre que tengo tiempo suficiente voy andando a todas partes. Siempre que tengo suficiente y la distancia no es terriblemente larga.
Por ello es que cuando tengo que ir a la sesión de fisioterapia prefiera ir caminando, incluso en verano. El único elemento climatológico que me hace descartar el sano ejercicio de andar en estas ocasiones es la lluvia pues no es cuestión de llegar al centro de masajes y empezar a despegarme la ropa del cuerpo como si estuviera mudando la piel y forman un charco de agua en la camilla.

La última ocasión ya empezaba a apretar el calor de la forma en que lo ha hecho estos días pasados y es sabido para casi todo el mundo que cuando empieza la temporada veraniega en Madrid -aunque no sea oficialmente verano- poner en contacto directo calzado y pies tiene sus dolorosas consecuencias.
Yo pensé que esa prueba de fuego, nunca mejor dicho, ya la había pasado con unas zapatillas estupendas que me compré hace poco, muy cómodas en todo excepto en el talón. 
Dispuesta a ir caminando al masaje con el calorcito abrasador elegí las susodichas. Después de un momento de indecisión opté por arriesgarme y salir sin tiritas pues ya había sufrido lo mío aquella vez y desde entonces otro calzado estival ha pasado por mis pies sin apenas consecuencias.

Aunque no fue ni mucho menos tan grave como esa primera vez en que parecía que llevaba dos pirañas enganchadas a mis talones, poquito a poco fui notando un leve mordisco constante y preocupante. Llevaba dos boquerones rabiosos.
Mis expectativas al principio del camino fueron que los pinchazos podrían no pasar a mayores y hacer el paseo ida y vuelta con alguna molestia pero sin impedimentos...hasta que a mitad de camino empecé a pensar en pedir dos tiritas en el centro de masajes  y para cuando llegué allí me fui derechita a la farmacia a comprarme una caja.

-Buenas, necesito tiritas de tela o tendré que volver a casa arrastrándome sobre la tripa, ayudándome con los codos.
-Vale, ¿precortadas o normales?
-Precortadas, por favor, que con los dientes creo que voy a tardar mucho.
-Pues no tengo.
-..........
-Uy! No sé para qué te pregunto si no tengo, jiji.
-Ya...Entonces necesito unas tijeras.
-Vale, ¿cuántas quieres que te corte?
-Cuatro, que me pienso forrar hasta el tobillo.

Me corta una y hace el gesto de dármela. En vista de que ese día no iba a sacar nada coherente de la farmacéutica decidí pedirle solo una tirita más pues si le repito que cuatro a lo mejor me da seis o me hace una tira de muñequitos y yo no tenía tiempo para guirnaldas. 
Cuando le pregunté el precio, con las tiritas ya cortadas, debí decirle: "uy! no me queda!" pero una es buena y no va haciendo esas cosas por ahí a pesar de que en esta farmacia se lo hayan ido ganando a pulso.

Estoy considerando la idea de que para contratar al personal estén haciendo casting en vez de entrevistas de trabajo porque tienen una forma bastante subjetiva de atender a sus clientes. Pero esto será motivo de otra entrada...


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