19.11.10

Confusiones


Los viajes en el metro no tienen desperdicio. Otras veces son anodinos y repetitivos.
Pero cuando pasan cosas son una fuente segura de anécdotas y situaciones curiosas. Probablemente no son las anécdotas que una iría contando por ahí como si fueran lo más de lo más pero sí me permiten escribir en el blog y claro, como este blog es mío, pues yo cuento lo que quiero...Bueeeno, acepto escuchar todas las protestas y tribulaciones que carguéis sobre mis hombros...

Autoritarismos de mentirijillas a parte, ayer fui testigo de un par de situaciones llamativas en el mismo trayecto que me hicieron pensar en escribirlas.

Todo empezó cuando me subí al vagón de la segunda parte del recorrido que debo hacer para llegar a casa. A veces me da pereza estar sentada y voy de pie así que me arrimé a un lateral de una de las puertas que no se abren en ese trayecto, dejando a mi izquierda una fila de asientos intermitentemente ocupados.

A mi derecha, apoyado en las barras de sujección de la otra fila de asientos (como si los dos fuéramos dos sujetalibros de la puerta que no se abre) había un chico alto, joven (¿más que yo?...¡náaaa, imposible!), supuse que arropado por los abrazos de la metrosexualidad ya que llevaba las cejas depiladas, con ese efecto de demasiado perfectas que en los chicos no queda bien.

Había una chica muuucho más jovencita que este muchacho al otro lado de su fila de asientos (no mucho más joven que yo, ¡eh!) que estaba también de pie y parecía hablar sola porque lo hacía con otra chica que estaba sentada en frente suyo, en el suelo y no se la veía desde mi posición.

Las dos susodichas, después de un par de estaciones, pudieron sentarse juntas en los asientos y eran guapas, con aspecto de rebeldes aunque una más que la otra. Nuestro apuesto acompañante (la otra parte del sujetalibros) también debió senirse interesado o atraído por las chicas y de vez en cuando echaba alguna miradita disimulada.

Lo divertido empezó cuando las dos chicas se cogieron la mano discretamente primero, y después ya las asieron firmemente. Las miradas del chico cambiaron y creo que quedó algo decepcionado porque ya no estaban en su ámbito de conquista (Esto es una interpretación mía y puedo estar equivocada pero creo que un chico homosexual no robaría miradas a dos chicas que son pareja; no de esa forma). Sus dudas se disiparon por completo cuando se dieron un beso.

La verdad es que a mi me daba casi la risa, especialmente cuando el chico se giró y pareció valorarme en términos de: "bueno, todavía quedan chicas heterosexuales, ¿¿no??" como confirmando que para él no todo estaba perdido.

Por otra parte le comprendo con matices. La igualdad se va produciendo en bastantes esferas pero todavía no estamos tan acostumbrados a verlo. Es inevitable que si las parejas homosexuales han estado escondiéndose por la censura social y otras presiones, a los heterosexuales nos provoque una mínima curiosidad (que no morbo) una situación así ya que tampoco hemos tenido la oportunidad de que se normalice.

Quizás solo sea mi caso (aunque no es porque no esté familiarizada con el tema); probablemente gente que sale mucho con parejas homosexuales en ambientes donde lo atípico es ser heterosexual tiene más que superada la novedad.

A lo que voy es que creo que todavía falta que la normalidad llegue a la calle y a las mentes de las personas; creo que a veces solo nos llega la información y no la experiencia y no pasa más allá de que ahí fuera se da legalidad a tal cosa o se produce una celebración multitudinaria donde parece que lo que interesa es el morbo y lo que se sale de lo cotidiano (lo que tiene de contraproducente es que a veces sirve para reafirmar prejuicios en mentes cerradas).

La otra situación atípica es que entraron un hombre y una chica jovencita con un carro de la compra donde ¡sorpresa! llevaban un órgano musical y se pusieron a mi lado. Debo de tener algo con los músicos/artistas ambulantes porque últimamente me veo implicada más de lo que quisiera...pero estas son otras historias.

El hombre explicó educadamente que era profesor de música pero que se había quedado sin trabajo al cerrar la academia en la que prestaba sus servicios. Tocó un tema y luego explicó que le acompañaba su hija y que iba ella a tocar el siguiente.

A mi lo que se me plantea es qué significa la situación: ¿tienen tanta necesidad económica que está adiestrando a su hija y mejor que vaya con él que la puede cuidar, que sola? ¿es la hija la que decide que quiere ir porque le gusta vivir así? ¿está la chica adquiriendo tablas porque es una forma de acostumbrarse a tocar en público pero no va a dedicarse a esta forma de vida?

Consciente de que estoy tan mediatizada como cualquiera y de algún modo internamente reprobando -lo reconozco- que esa sea una forma de vivir aconsejable para enseñar a tu hij@ (aunque a lo mejor compensa, quizás debiera planteármelo) no conseguí encontrar respuestas.

Como siempre me faltan datos y me llama la atención que en una sociedad con tanta información, casi hasta la saturación, la mayor parte de los dilemas que se nos presentan no puedan ser solucionados de forma ecuánime porque siempre nos faltan datos y al final todo se reduce a opinión.

Quizá estamos cambiando y en vez de sociedad de la información nos estemos convirtiendo en sociedad de la opinión, lo que a juzgar por el éxito de cierto periodismo escrito y televisado, no suena tan descabellado.


3 comentarios:

  1. Una entrada para meditar, verdaderamente. Lo que pueden dar de sí los viajes en Metro... (aunque me parece que eres buena observadora y te gusta analizar las cosas, independientemente de donde te encuentres)

    Supongo que en las grandes ciudades será más normal encontrar a un par de chicos o de chicas besándose. Te aseguro que en un pueblo como éste no se atreverían a hacerlo lo que demuestra el mucho camino que aún parece quedar para que la homosexualidad se pueda ver como algo normal. Se dice que se ha avanzado mucho pero no lo tengo tan claro; siguen existiendo demasiados prejuicios.

    Y lo que planteas en tus últimos párrafos es sencillamente para enmarcar (muy cierto!)
    Me ha gustado.

    Un abrazo

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  2. te ves implicada con muchos músicos y artistas... y te hicieron cantar con ellos la tercera? por qué no nos lo cuentas?
    Me encanta!!!

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  3. JuanRa
    Lo normal es que vaya leyendo o escuchando música pero a veces me da pereza o salgo del trabajo con ganas de dejar la mente en blanco y claro, pasan estas cosas...
    También es muy entretenido intentar deducir el parentesco entre personas que se parecen físicamente (y que sea evidente que van juntas), imaginarme detalles de las vidas de los viajeros por la expresión que llevan...Aunque con lo que más me divierto es cuando me imagino macro-coreografías con la gente del vagón...El aburrimiento, que es muy malo y los trayectos muy largos ;)

    Otro abrazo para ti

    Lauri
    Qué bien que te hayas pasado por aquí y encima que hayas dejado tu huella!
    Empiezo a pensar que tengo pinta de payasa o algo así, jaja. Claro, tanto decir "¡qué me saquen en el Circo del Sol!" que se animan.

    Cantar? Noooo, afortunadamente para el vagón no, si no se hubiera producido una estampida pero sí es cierto que en poco tiempo me han pasado cosas atípicas.
    La mejor fue la de un ilusionista argentino (es que no sé cómo llamarlo porque mago es poco) que nos encontramos en el centro aunque en esa ocasión fue Pelotillo el verdadero protagonista de los dos....Pero eso se verá en próximas entradas que aquí no cabría.... ;)
    Un besote, guapa!

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