22.8.11

Rutina retornable

[¿Ein? Esto....¿qué es? ¿Dónde estoy? ¿¿Qué hago en la oficina en bikini??... ¿¿Ya se han terminado las vacaciones?? ¿¿¿Pero cuándo ha sido??? ¿¿¿¿Dónde se han ido mis días de descanso, ganduleo y holgazanamiento????...(sollozo)

Compórtate, Mae, que nos pueden estar mirando...Ejem, ejem...]


¡Pues aquí estoy de nuevo!. Ya se han terminado las vacaciones de verano y parece ser que estoy en la oficina, remangada y dispuesta para lo que venga. Bueno, mejor que vengan cosas buenas, eh.
Tres semanas pasan rapidísimo pero también es verdad que se viven casi como un mes -la que no se anima es porque no quiere-. 
Como suele ser habitual durante los calores estivales me he ido a tierras gallegas a disfrutar de un clima benevolente -he tenido suerte y justo he vuelto cuando apretaba lo peor..para venir a vivirlo a Madrid aunque al menos sin humedad-, comida abundante, descanso, relax total y una muy buena ocasión para reunirnos casi todos y vivir la aventura de convivir en una misma casa. Hemos llegado a ser 9 personas, más animales varios y yo diría que haría falta una semana más -en vacaciones siempre hace falta una semana más- para que todo fuera rodado.
...Quizás esa semana extra haría que todo explotase por los aires,...no sé...

Fiel a mis propias manías costumbres he vuelto a renovar mis propósitos anuales y me he sorprendido viendo que había poco que renovar. En realidad he concluído que básicamente debo mantener los de anteriores años. Se resumen prácticamente en tener como referencia el estado mental que se consigue después de unas vacaciones pero aplicado al día a día, metidos en la vorágine del trabajo, los estreses y esos ritmos frenéticos. Casi un imposible, por eso hay que repetir, para acercarse un poquito ya que es un objetivo difícil de alcanzar al 100% si no es en vacaciones.
Eso y que no he encontrado la lista del año pasado puede que influyan en que haya optado más bien por renovar que innovar. Los estragos de la reforma. Las reformas son como un pacto con el diablo: siempre se llevan algo a cambio de verlo todo bonito.

El otro gran objetivo que repito es dedicarle más tiempo a LPECADMS, no solo al blog evidentemente, si no también al trabajo que hay por delante y por detrás. Tris tras.

Sin embargo he incorporado un propósito nuevo a colación de un artículo de opinión que leí en una revista: No más quejas. 
No me considero una persona excesivamente quejica, al menos no soy de ir quejándome por ahí por cualquier cosa aunque quien mejor lo puede decir es la gente que me escucha pero sí es cierto que a veces la valoración personal de lo que te sucede o de lo que esperas que suceda puede acabar por esos derroteros. La queja al final solo produce desgaste y un mal hábito porque acabas entrenándote para ver solo lo negativo o, en el mejor de los casos, para hacer demasiado énfasis en lo negativo anticipando cosas que todavía están por suceder.

Así que me he propuesto quejarme menos, interna y externamente. A veces la queja es producto del aburrimiento o de las ganas de cambiar aspectos de tu vida que o no se pueden cambiar -a quién no le gustaría que le tocara la lotería y dejar de estar obligado a trabajar-  o no estamos dispuestos a hacer el esfuerzo necesario que supondría el cambio -me encantaría saber qué se siente al tirarse en paracaídas pero mi miedo a las alturas no me compensaría la experiencia, mejor que me lo cuenten-.
Tampoco es que vaya a dejar de hablar de lo negativo. Mi vida no es trepidante y emocionante todos los días. A veces pasan cosas buenas y puntualmente geniales pero la mayor parte de las veces son normales y otras tirando a mal. 

En nuestra sociedad no está muy bien visto ser optimista. A pesar de que en general se admira a esas personas que nos transmiten entusiasmo y alegría, que parece que no hay nada lo suficientemente gordo para estropearles el día, y decimos que ya nos gustaría ser así, a la hora de la verdad cuando te muestras optimista te miran como si te faltara un hervor o como si estuvieras probando drogas a escondidas.

Yo estoy más cerca de la optimista bien informada que de la optimista auténtica así que puede estar bien esto de cambiar el chip. 

De todos modos feliz regreso a los que volvéis, admiración y envidia sana a los que todavía estéis de vacaciones y a los que todavía no os toca descansar ánimo y pensad en que cuando todos estemos hartos de rutina os iréis con una sonrisilla maligna en los labios.

(Cualquier queja sobre esta entrada será echada al buzón de quejas)

2 comentarios:

  1. ¡Qué optimista! ¡Qué buenos propósitos! ¡Y qué lejos quedan mis vacaciones, cuando yo también me había reconciliado con la humanidad!

    Ahora he vuelto más o menos al estado de siempre y ya no me encuentro nunca con que me he traído el bikini a la oficina, pero ay, qué buenos recuerdos.

    Ah, que lo de Galicia me parece un plan inmejorable, yo cada vez que pienso que hacen empanadas casi de cualquier cosa me ratifico en que son un pueblo superior :-)

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  2. Jajaja! Pues eso, buenos propósitos. Creo que los incumplí ya ayer por la tarde. Menudo bajón!

    Mantuve el tipo el domingo previo al lunes y el mismo lunes hasta que salí de trabajar (conseguí esquivar la depresión domingo-tarde).
    Ahora tengo la depre post-vacas, jaja! ¿A quién quiero engañar? Que no, que no, que con el día de ayer ya tuve suficiente. Hoy mismo me volvía de vacaciones..snif!

    La verdad es que lo de las empanadas es como la comida rápida de los gallegos. Se come bien, sí, y en cada provincia hay platos muy distintos a pesar de ser la misma comunidad, incluso diría que las empanadas no son iguales en ninguna de ellas.

    Ánimo y siempre nos quedará volver a mirar las fotos de las vacaciones. ;)

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