21.4.10

Liada con unos tipos duros

LLevo bastante tiempo sin visitar mi propio blog porque he estado enfrascada en un proyecto nuevo. ¿Otro proyecto?
Pues sí. La cuestión es que llevo dos semanas sin despegar mi nariz de estos nuevos asuntos que me han tenido tan ocupada (y me siguen teniendo).

Tratando de resolver los problemas que me han ido surgiendo he conocido a unos tipos nuevos. Yo la verdad es que tenía la atención puesta en cuestiones tan sublimes como estéticas sobre aquello que tengo entre manos y de lo que todavía no puedo adelantar nada.

Un buen día les conocí. Habitualmente por mi trabajo tengo trato con muchos pero no suelo hacer caso a los tipos nuevos porque yo ya tengo lo mío. Esta vez fue diferente, fue como un flechazo. Al principio parecían tan agradables...

Todo esto me resulta un poco incómodo de contar pero he de aclarar que fue algo fortuito; en este momento de mi vida no tenía en mente para nada liarme con nadie pero ya se sabe: una cosa llevó a la otra y la carne es débil.

Como decía, al principio todo pintaba muy bien: Eran bien parecidos, atentos y se dejaban hacer. Cogimos algo de confianza y nos vimos unas cuantas veces. Cuando la relación ya parecía más consolidada fue cuando todo empezó a ir a peor.

Eran afables y parecían bien dispuestos pero a la hora de la verdad, cuando los necesitaba, desaparecían.
Últimamente, con tantas cosas que estoy haciendo a la vez, necesito que me lo pongan fácil, si no me empiezo a desorientar y todo se complica.

Ocurrió que me dejaron plantada en tres ocasiones y esto provocó un gran desánimo en mi. Desilusionada volví a mis tareas y de repente aparecieron.
Al final tuve que ponerme seria. Intenté quedar unas cuantas veces más poniendo mis condiciones, saltándome las normas establecidas pero ni por ésas. Volvieron a tomarme el pelo.

Tuve que tragarme mi dignidad y recurrir a...Pelotillo. En una situación así era la última opción que se me ocurriría.
Imagináos, yo diciéndole que me había liado con unos tipos ¡y que encima me sentía engañada!
Tuve que contárselo. No quería trastornarle. Sabía que todo esto iba a dar un vuelco a su vida pero me sentía tan mal que al final se lo conté todo.
Le dije: "Cariño, no es lo que parece. Puedo explicarlo".

Después de informarle de todo con detalle y a pesar de la situación tan difícil que se le presentaba lo encajó bien. ¡Sorprendentemente bien! ¡Estuvo dispuesto incluso a ayudarme! Yo no daba crédito.

Tan buen talante tiene Pelotillo que les ha dedicado una gran parte de su tiempo en los últimos días. Todo era un poco atípico. 
Quedó con ellos y, bueno, yo le facilité algunas pistas sobre cómo tratarlos porque ya los conocía. Pero no hizo mucha falta porque con la pericia, el saber hacer y el carisma de Pelotillo todo ha ido fabulosamente bien.

Ahora se llevan genial e incluso se ven sin que yo esté delante. Nuestra relación, la de los tipos y yo, ha mejorado mucho. Ahora cuando nos vemos no hay desencuentros, nadie se esconde; ya no hay motivo, Pelotillo sabe de ellos y ellos de él.

Todos estamos felices y cada uno en su sitio...

...Yo y Pelotillo, llevando nuestras vidas y los tipos, antes tan duros, siendo los tipos de letra que siempre debieron ser.

(Este articulo tan extravagante se entenderá cuando se desvele el misterio del nuevo proyecto).



1 comentario:

  1. Jajaja me ha encantado. Como siempre genial (y no es pasión de... mmm... no sabría explicarlo ahora mismo).

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