23.11.10

La magia existe y los magos vienen de Argentina

[foto procedente de aquí]
Como no me gusta hacerme la interesante y con motivo de una conversación de ayer con una amiga como pocas, hoy trataré de contar una de las últimas experiencias con el mundo del espectáculo ambulante. Digo que trataré porque quien participó más fue Pelotillo.

Era un viernes por la tarde, caminábamos por el centro de Madrid y había un grupo de gente alrededor de un individuo que hacía algo. A Pelotillo le encantan estos espectáculos así que nos paramos un momento. Descubrimos a un argentino alto, sin camisa, con una tela atada a la cabeza (¿la camisa?), de verborrea abundante y enérgica que se movía de la misma forma que hablaba.

Nos habíamos unido al espectáculo ya empezado pero después de haber visto a este hombre actuar, de verdad de verdad que los magos existen. 
Algunos números tenían respuesta en las leyes de la física, pero había que ejecutarlos muy bien, con mucha precisión. Eran los menos. De todos modos yo no habría desentrañado el truco. El resto era...un don.
Conseguía hacer desaparecer aquello que segundos antes tenías delante de la vista o al contrario, aparecía no se sabía de dónde lo que antes no estaba y hago hincapié en que no llevaba mangas (no llevaba camisa) ni se llevaba la mano al bolsillo ni detrás de la oreja. Convirtió un folleto hecho trocitos en billetes de 10, 20 y 50 euros (todo un chollo tener a este hombre en la familia!). Era increíble.

Nuestra participación vendría después.
Era un tipo -el ilusionista, aunque no sea correcto el término pero mago se queda corto- de discurso crudo, que reclamaba su dinero de vez en cuando y reprobaba a la gente que no le daba nada y se iba disimulando, sin una sonrisa ni un "yo no puedo pagar más" o alguna palabras de reconocimiento. Para mí que en realidad se estaba aprovechando para despotricar a gusto pero claro, como era tan bueno, allí no protestaba nadie.

Como buen argentino filosofaba, de modo crítico y amargo en su caso, pero conseguía hacer valer su espectáculo. A juzgar por el dinero que llegó a reunir decidí que realmente este hombre vivía mucho mejor que cualquiera de los que allí le mirábamos aunque el recurso de la calle no se considere como vivir bien.

Pidió cigarros a la concurrencia y me pidió prestada a mí la chaqueta. Es una chaqueta de color crudo, impermeable, con otra chaqueta de forro polar dentro y la llevaba en los brazos porque no hacía frío. El número consistía en encender tres o cuatro cigarros e ir metiéndolos en un hueco que hacía en la parte de la espalda de la chaqueta, con su mano. Yo no dejaba de pensar en el hueco negro que probablemente quedaría después de la quemadura de los cigarros si algo no salía bien...!

Empezó a encender un cigarro con otro y a meterlos en el espacio tan limitado que había allí dentro de su mano (y de mi chaqueta!).Terminó de introducirlos todos y cuando abrió la chaqueta ¡no había cigarros! Pero lo que es mejor, no había una mota de ceniza en ella. Nada. 0 absoluto.
Yo esperaba encontrármela manchada, algún rastro, pero estaba impecable. La sensación fue como si lo que hubiéramos visto antes hubiera sido una ensoñación y nunca hubiera existido porque no encontramos ninguna explicación, por remota que fuera, para el truco.

Por si todo esto no hubiera sido suficiente le enseñó las manos desnudas a Pelotillo, las chocaron y después aparecieron los cigarros enteros. ¿Pero de dónde se los había sacado? ¿Tenía un cargador de cigarros en la boca y los había escupido? ¡Pero si no se los había tragado! Los había encendido y metido con la mano en el hueco...

El número final fue demasiado para mis ojos sobre todo por la cercanía, que a lo mejor visto a través del televisor es más lejano pero allí en vivo y en directo...Y encima con la colaboración de Pelotillo..., demasiado para mis nervios.
Nos mostró un taladrador que probó contra el suelo. Taladrar no taladraba mucho pero la broca tenía sus buenos 10 centimetros de largo y las rotaciones las hacía a la velocidad habitual. Le pidió a Pelotillo que hiciera de su ayudante. La verdad es que no me extraña, con lo entusiasmado que estaba y la fuerza que tiene eligió bien. Le dio las indicaciones adecuadas para que Pelotillo sujetara el taladro sin moverlo y así el ilusionista abroncador se introdujera la broca por la nariz, en movimiento, claro.

Después de volver a apelar a las conciencias allí presentes y reclamar sus ganancias ya que se estaba jugando la vida para que otros miráramos (lo que no estaba exento de razón; qué morboso es el ser humano!) hizo el número.
Afortunadamente yo solo veía de frente a Pelotillo y al ilusionista le veía de espaldas pero por la fuerza que estaba haciendo Pelotillo y los movimientos debió de ser impresionante.

Todo salió bien y el espectáculo terminó. Nos despedimos de él y fuimos caminando calle abajo con los ojos haciéndonos chiribitas de la impresión.


[Ilustración de Wilmer Murillo, extraída de aquí]

6 comentarios:

  1. Me sentí como Jigsaw en Saw (por fin cumplí uno de los sueños de mi vida jejejeje). Bromas a parte, fue una verdadera pasada ver lo que vi y sentir lo que sentí. Parecía un niño de 5 años flipado porque ve moverse un coche teledirigido, vaaaale, un niño de 5 años flipado porque en el juego Pokemon Rubí-Diamante-Piedrapreciosa para Nintendo DS 3D con realidad virtual ha conseguido capturar un Pokemon de Fuego-Agua-Nieve que sólo sale una vez en todas las consolas...

    Como ya sabrás, sin ti no habría sido igual (lo digo porque no habría podido hacer lo de la chaqueta... jejeje)

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  2. Tranquilo, hubiera cogido la tuya pero claro, a lo mejor el público hubiera pensado que estábais compinchados y el número final no hubiera sido tan espectacular...
    Ah, y si en algún momento quieres tener sensaciones sádicas díme solo: "Nos damos un paseíto por el centro?" y yo capto la indirecta y así nos evitamos que yo no vuelva a dormir nunca más pensando que a lo mejor un día te levantas con ganas de hacer experimentos conmigo. ;) (Esta noche me deshago de cuchillos, taladradoras, clavos y chinchetas)

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  3. Pues si casi me quedo con la boca abierta imaginándolo, qué no sería lo que sentísteis vosotros viéndolo bien de cerca...

    Yo tengo un cuñado que es mago amateur y hace sus espectáculos cuando tiene ocasión. Dado que lleva practicando magia desde los 5 años! te puedes imaginar cómo nos sorprende continuamente en casa.
    Algunos consiguen una habilidad pasmosa y ese argentino sería uno de esos portentos.
    A mi cuñado le hubiera encantado verle de cerca.

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  4. JuanRa, a mí me dicen que este tío puede volar y me lo creo.
    Con vuestro cuñado tendréis entretenimiento asegurado y los niños disfrutarán un montón. Ni una fiesta de cumpleaños sin mago, qué suerte!

    La magia no es algo que me llame mucho la atención pero tan bien hecha y así en vivo y en directo, de lo mejorcito!

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  5. jojo! disfruté mucho leer este texto!
    traté de imaginarme todo como hubo sucedido. qué grande ese argentino!!jojo
    un abrazoooo :)

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  6. Pero grande grande...
    Bienvenida a In Scriptum y otro abrazo para ti también!

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