13.4.11

Mujercitas

La conquista de los derechos que las mujeres disfrutamos en la sociedad occidental ha sido un trabajo arduo y plagado de sufrimiento, obstinación, valentía e inteligencia.

Algunas generaciones los damos por sentado y no nos cabe en la cabeza que pueda ser de otro modo (o al menos a la mayoría, que en esto de adscribirse a formas de pensamiento cada uno es muy libre).
Así nos parece más acorde con la prehistoria pensar que en algún momento existió la condición de que el marido tuviera que autorizar a su mujer para abrir una cuenta corriente en el banco, que ciertos trabajos e indumentarias no fueran adecuadas para mujeres y que la mayor aspiración de cualquier fémina fuera encontrar un buen partido cuanto antes para no ser catalogada como solterona..

A pesar de lo que pueda parecer hoy en día y de que se ha conseguido mucha normalidad en actitudes y costumbres que antes eran solo propias de la población masculina seguimos viviendo en una sociedad machista.
Donde más patente queda esto es en el mundo laboral.

Hoy ha pasado por mis manos una información relativa a las ayudas que algunos organismos oficiales proporcionan a las empresas para fomentar la contratación de mujeres en determinados rangos de edad y situaciones. 
He visto cifras como "45 años", "1.200€", "duración de 3-4 años" y así sucesivamente. 
Por un lado es positivo ya que provoca que mujeres en situaciones de edad o desempleo especialmente difíciles para conseguir un trabajo tengan más facilidades. Pero por otro lado sigue poniéndonos en una posición de objeto de menor valor al que hay que añadir uno mayor para que tenga incentivo nuestro acceso al mundo laboral.

No voy a hablar de lo difícil que es conciliar vida familiar y laboral para las mujeres porque ya lo han hecho mucho mejor en otros sitios pero teniendo en cuenta que quedarse embarazada en muchas empresas es motivo de despido, encubierto o no, o en el mejor de los casos supone una degradación del puesto de trabajo o una especie de acoso disimulado para que la trabajadora sea la que tome la iniciativa de irse, no puedo evitar pensar que estas ayudas favorecen a nivel individual pero perjudican en global.

En el fondo mantienen que las mujeres sigamos siendo de segunda, una confirmación del concepto usar y tirar, ya que las ayudas interesan los años que duran y después lo más rentable es despedir a la susodicha y contratar a otra que reúna las condiciones necesarias para acceder a esos ingresos extra. Nada raro teniendo en cuenta la situación actual de desempleo generalizado para hombres y mujeres, situación ésta que se da también en hombres, sin incentivos y sin descuentos.

No deja de ser la repetición del modelo autoritario en el que la mujer pasaba de la custodia del padre al a del marido pero trasladado al mundo laboral, donde la mujer pasa de la custodia del Estado a la del empresario aunque de un modo menos posesivo.

Recuerdo una conversación estúpida mantenida con una persona lista pero poco inteligente, hace años. Ella -para más inri- decía que eso de que las mujeres tenían peores condiciones laborales que los hombres era una exageración y argumentaba demagógicamente si acaso en mi mismo nivel no cobraban los compañeros lo mismo que yo y el resto de mujeres.
Pues sí, cobrábamos todos lo mismo. Lástima que en aquel puesto en cuestión denominable trabajo basura -y todavía hoy en ese y otros muchos- hubiera una proporción de mujeres del 80% con respecto a los hombres del total de la plantilla.
La desigualdad no solo está en la retribución monetaria si no en la imposibilidad de acceder a puestos de trabajo mejor cualificados acorde con tus capacidades y formación.

También existen mujeres que han llegado a puestos de responsabilidad y éxito o que sin llegar al éxito más absoluto detentan cargos importantes. No es raro oir que han tenido que renunciar a una vida en pareja, a la maternidad, etc. Está claro que triunfar en el concepto que se tenga del término no está exento de esfuerzo pero la presunción de que un hombre lo haga sacrificando su vida personal es algo que no se considera "normal".

Hoy no es el día de la mujer trabajadora ni yo soy una feminista radical, no me gusta etiquetarme con nada, me va más el sentido común, pero al ver por escrito esas cifras algo se me ha removido por dentro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario