25.8.11

San Calcetín

Ayer debió de ser San Calcetín en Pantalón Corto
Tengo asumido que señores de cierta edad -y poco interés por el buen vestir- cuando llegan los calores no pueden prescindir del hábito de estirarse los calcetines después de tantos años de práctica y repiten ritual aunque luzcan pierna al aire.
Pero excepto esto -o que tengas un físico muy particular y espectacular donde lo de menos sean los calcetines, o seas tenista o futbolista, o deportista en general, incluso guiri- no hay argumento que lo justifique.


El caso es que ayer yo no paraba de ver señores, que supuestamente iban a trabajar con el pantalón corto y el calcetín de media caña perfecto, sin ninguna arruga, que parecía que se los habían planchado sobre la pierna.


Pero mis ojos bailaron el waka-waka cuando vi a una chica más joven que yo -unos 20 años, si llegaba, casi de mi edad, faltaría más- con pantalón vaquero corto, zapatillas tipo converse floreadas con calcetín de media caña color marrón pardo y con pelotillas. Ya es difícil que semejante combinación no atraiga las miradas como para hacer que encima no se puedan despegar porque el tamaño de las susodichas era tal que se podían contar a simple vista. Es como si hubiera metido mano al cajón de los calcetines de invierno a oscuras y con los codos en vez de con la mano, y hubiera cogido el primer par que se le enredó en las extremidades superiores.

Yo no pongo mi cuerpo al servicio de los dictados de la moda más de lo necesario. Generalmente escojo lo que más que gusta -más bien lo que mejor me queda- dentro de las opciones disponibles cada temporada. De hecho ni siquiera soy de comprarme mucha ropa, ir de tiendas me aburre y me cansa. Si por mi fuera cuando necesito ropa nueva iría a una única tienda y lo compraría todo allí, calzado incluído -esto sí que suele ser una pesadilla- pero tener que recorrer un sitio y otro para rellenar ese hueco que se ha quedado en el armario me desespera y casi siempre lo dejo hasta que no puedo dejarlo más tiempo. 
Tampoco me importa comprarme algo que me guste que he encontrado de casualidad porque pasaba por allí. Pero mis rodillas tiemblan cuando veo que algunas prendas de mi vestuario se empiezan a deslucir y a marchitar.
Contrariamente a todo esto sí me gusta estar al día sobre lo que se cuece en pasarelas, estilos, tendencias y demás, no sé muy bien porqué. Pero hay ciertas cosas que sin ponerse muy pija son bastante insoportables y entre mis rechazos personales está el subirse los calcetines hasta la rabadilla si el siguiente trozo de tela más próximo que se va a ver está bastante por encima.

Incluso la pobre Rihanna, por muy estrellona que sea, no está exenta de ir hecha un adefesio



4 comentarios:

  1. Yo siempre he pensado que lo de los calcetines con sandalias es el sello del guiri, y que si eres español, te pueden quitar la nacionalidad por ello.

    Menos a esos señores mayores que has mencionado que llevan el pack completo de hombre de los años 60 que parece que acaba de salir del 600 para llevar a su familia a Benidor.

    Lo de la chica esa, sí, se merece el destierro, fijo.

    ResponderEliminar
  2. Jaja! Deberian quitarte la nacionalidad o los puntos del carnet o lo que sea, como tú bien dices. ;)
    Claro, que en la versión femenina está la señora con falda por la rodilla y la media a la misma altura. Brrrrr!!

    ResponderEliminar
  3. Jajaja cómo me he reído con lo de las pelotillas y los codos. Si es que... con Mae Wom hemos topado.

    ResponderEliminar
  4. De verdad, que con esas pelotillas se podía disputar un torneo de golf...Aaaarrrrgggg!!

    ResponderEliminar