3.5.10

Quiero dormir y punto

Cuando te gusta mucho dormir cualquier ocasión y lugar es bueno para echarse una cabezadita.

La verdad es que últimamente no se puede decir que estés demasiado cansada...Sí, quizás, algo estresada por tu compañero de piso, que excepto cuando duerme, no deja de buscarte por casa para acercarse y darte un par de toques de vez en cuando. Es majo, despierta cierto instinto protector en ti porque es más pequeño y algo inocentón pero reconozcámoslo: aunque es encantador a veces es un poco plasta.

Además te estás recuperando de una incómoda infección de orina que te lo ha hecho pasar un poquillo mal y para colmo estás algo mosqueada porque por este motivo han retirado de tu dieta una de tus comidas favoritas. 

Para esto último has encontrado un truquillo algo vil y es robar esos deliciosos bocados cuando tienes ocasión, a escondidas, claro; y si te pillan, salir corriendo intentando aprovechar esos segundos preciosos, antes de que te regañen por tu feo comportamiento, para llenarte la boca y que así ya no puedan quitarte también esos efímeros momentos de placer.

Con todos estos acontemientos no es de extrañar que, si eres de buen dormir te encuentres un sábado al mediodía sobre una cama cómoda y calentita, en una habitación habitualmente fresca, resposando tus huesitos sobre la almohada, en cuanto tengas ocasión, ¡zas! te hagas un hueco mientras nadie mira para arrebujarte en el endredón.

¡Si es que una es muy apañá!

1 comentario: