14.7.10

MetroCutre

     Hasta hace poco se llevaba lo de metrosexual, algo que ha caído en desuso. En julio, en Madrid lo que se lleva es el MetroCutre.
Y es que a los sufridos usuarios de Metro siempre nos toca pagar. Cada principio de año nos toca pagar una subida injustificada del precio del billete, cualquiera que sea su formato, por un servicio que durante todo el año es deficiente. 
Puede que digan que nuestro metro es el mejor de Europa pero claro, eso es como decir que alimentarse exclusivamente a base de pipas es estar bien nutrido, si lo comparamos con sobrevivir en países pobres.

Y por supuesto nos toca pagar en las huelgas. Todo porque sus ilustres trabajadores no están de acuerdo con los recortes establecidos por la Comunidad, hecho que me parece muy lícito rebatirlo y pelearlo ¿pero realmente esta es la forma?

     El principio de la huelga ha destacado por dos días de huelga total y absoluta, sin servicios mínimos. Empezamos mal.
Después de, por lo visto, ver las orejas al lobo parece que los servicios mínimos sí se pueden respetar y los usuarios de este servicio hemos podido ser transportados, hacinados pero transportados, a nuestro puestos de trabajo. Pero por si alguien dudaba de sus bemoles en los días posteriores que se suponía no había huelga jugaban a mantener el tren en el andén más tiempo de lo normal, a apagar y encender las luces sucesivas veces, a ver si tocándonos un poco las narices llevaban a término la pataleta del niño que se enfrenta a las primeras normas de su infancia.

     Nos han dado unos días de respiro, que lo del mundial solo puede pasar una vez en la historia y hay que estar al 100%.
Ya una vez ganado hay que disfrutarlo, dejar el lunes la cosa tranquila que no merece la pena granjearse el odio de los españoles; de paso nos olvidamos de la crisis, los recortes y las reivindicaciones. 
Que conste que yo he disfrutado de los partidos de España en el mundial de una forma en que no lo he hecho nunca con el futbol y aunque solo sea para que nos empiecen a hacer un poquito de caso allende nuestras fronteras: olé!
El futbol mueve países -por no decir el mundo- y aunque sería muy deseable que nos respetaran por ahí fuera por muchas otras razones totalmente loables, si tiene que ser el futbol el que nos quite el regusto de país ligeramente retrasado con ese fantasma del aislamiento franquista diluyéndose en las sombras, bienvenido sea. Que hablen de nosotros, aunque hablen mal pero que hablen; máxima publicitaria.

     El caso es que hay que volver a la realidad y la huelga de metro presenta su cara más antipática. Ahora que ya hay que cumplir servicios mínimos por pelotas, empiezan a jugar al despiste: que si la huelga empieza el martes -anunciado en las propias pantallas de información interna-, que será en días continuos, recalcando que como mínimo al 50% de su funcionamiento; que si en los diarios digitales empieza el miércoles; que empieza el miércoles dicho el martes por Metro en las mismas pantallas de información, al puro estilo Fahrentheit 451; que los días son alternos...

Llegar al andén y ver 10 minutos de espera para el próximo tren es nuevo con respecto a semanas pasadas.
Cumplen los servicios mínimos pero de tan mínimos que son los tienes que ver con lupa. Para resarcirse de no hacer la huelga a su aire te hacen esperar mucho más que antes y eso a las 7 de la mañana.
Suspirando con absoluta resignación los viajeros nos introducimos en los trenes-lata-de-espárragos y tratamos de asirnos a cualquier tramo libre de las mal diseñadas barras de sujección, que como casi siempre el que diseña no usa el producto porque no se explica que en los extremos de los vagones no haya barras superiores cerca de las puertas. 
A lo mejor se piensan que el nuestro está tan por encima de los metropolitanos de otras ciudades que todos vamos sentados.

Dentro el calor es insoportable, no hay climatización de ningún tipo ni ventanas abiertas. A ver ¿esto es una huelga o un experimento nazi?

De repente me vienen a la cabeza todos estos veranos en los que hemos tenido que desviarnos por rutas alternativas, coger autobuses atestados e incluso dar paseos forzados hasta estaciones operativas con motivo de reformas muy largas, de resultado muy coqueto pero que nunca consiguen mejorar la calidad del viaje y que encima se cobran con creces a primeros de año.

     Pues señores huelguistas, lo siento mucho pero gracias a ese duro entrenamiento constante de un servicio bastante mejorable los viajeros hemos desarrollado una cualidad cuyo poder no calibran: la paciencia/resignación.

Así que nada de lo que hagan va a provocar que nos movilicemos por culpa de sus intereses. 
La mayor parte de las personas que utilizamos este medio tenemos trabajos que bien podrían estar mejor remunerados. Ya quisiéramos la mitad de nosotros que con un recorte como el que les proponen, todavía cobráramos la mitad más de lo que actualmente recibimos y creo que en su caso el recorte no llega a la mitad de su sueldo, afortunadamente.

Ustedes no ven la luz natural, trabajan bajo tierra; pues yo tampoco y trabajo en una oficina, en una segunda planta.

Les recortan su sueldo; a otros nos quitan las vacaciones.

Ustedes hacen huelga y para otros la alternativa es el despido tan solo con plantear ciertas protestas.

Todo esto no justifica que ustedes no se movilicen pero háganlo de una forma menos inútil, manifiéstense delante del organismo que corresponda, reúnan firmas, salgan a los medios de comunicación, sean creativos pero no perjudiquen a los únicos que no podemos hacer nada.

     Como no estoy dispuesta a dejarme amargar yo pienso sacar partido de esta situación:

  • En plena operación bikini, viajar sin climatización en un vagón atestado de personas me va a ayudar a liberar toxinas y se me va a quedar un tipazo que ni el de la Bunchen, por decir una.

  • He descubierto que me viene estupenda la tonificación de glúteos y brazos: los glúteos los estoy ejercitando en mi afán de no ser derribada por aquellas personas que no se sujetan ni cogidas a la barra y oscilan con cada frenada y arrancada; y los brazos tienen lo suyo, pues después de esto puedo hacer escalada sin arnés de tanto agarrarme firmemente a la barra con dos dedos. Con el otro voy a sacar más moya que Nadal, aunque mi caso es gracias al abanico.

  • Desde que hace tanto calor humano en el metro estoy empezando a hacer amigos: mi abanico es inseparable de mi con huelga o sin ella y la verdad, es desplegarlo con un chasquido de sus varillas y ya noto como las personas que están a mi alrededor ponen ojitos de Gato de Shrek y se arriman disimuladamente con la cabecita contorsionada a ver si pueden aspirar algo del aire fresco simulado.

  • Con tanto hacinamiento están provocando un revival de los 60. Ya veo los vagones decorados con margaritas, todos los pasajeros y pasajeras con las melenas largas y a un paso de practicar el amor libre porque vamos a tener que ir en cueros a trabajar.

  • Voy a escuchar más música, a mí que me tienta siempre tanto la lectura, porque viajar ahora en metro con un libro en una mano es tan absurdo como nadar en el Orinoco sosteniendo una pata de jamón por encima del agua.

     Ya por último y como comentario anecdótico he comprobado que todavía hay gente que no sabe salir de casa sin un poco de menos mala leche dadas las circunstancias. Hoy he visto la mirada asesino-fulminante que le ha dirigido una viajera que iba sentada leyendo cuando una pobre infeliz, que iba semi-aplastada de pie, le ha rozado el hombro con la mano. ¡A esa la ponía yo con el abanico, el bolso y el libro en uno de los extremos del vagón libre de barras!

     Señores huelguistas, espero que consigan sus propósitos y que tanto sufrimiento no sea en vano. También les recomiendo que si esto sucede, vayan ahorrando ¡ya! lo que no les quiten, que después de esta huelga nos vamos a mover todos en autobús y a ver qué  pasa con tanto puesto de trabajo para ningún viajero.

...Es que hay que ver cómo está todo con la crisis...


2 comentarios:

  1. Buff, supongo que eso es para vivirlo, que los que sólo lo hemos visto en los periódicos o en la tele no alcanzamos a imaginarlo.
    Desde luego como no puede dejar de ser cierto aquello de que no hay mal que cien años dure, tu filosófica forma de verlo es la mejor.
    Te tenían que entrevistar a ti con la sonrisa puesta diciendo lo encantadísima que estás con el nuevo Metrocutre de Madrid. Dí que sí, y fuerte al albanico, que da vigor XD

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  2. Jajaja! Bienvenido al blog! Pues sí, ayer vi en "20 minutos" digital que decía que el día transcurrió sin incidencias pero claro es que los usuarios de metro ya estamos acostumbrados. Y si lo comparan con la huelga total de la otra semana, ayer eso fue como viajar un domingo a las 8 de la mañana!
    Ya me veo en la entrevista, sonriendo hasta las orejas y con una cachiporra escondida en el abanico y yo dándole cada vez más fuerte... }:)

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