18.3.10

La ciudad en reposo (o Anticipo de Semana Santa en la Gran Ciudad)

Sol de primavera.
Una brisa ligeramente cálida roza tu piel como una caricia leve.
En la calle desierta solo se oye el rumor de los árboles al verse mecidos por el aire.
Se te alborota el pelo.
Una sensación de inquietud se alterna con una de agradable sosiego.
Miras alrededor.
Te das cuenta de que eres testigo de algo que no sucede muy a menudo.
La ciudad está vacía.
Se ha vuelto el decorado usado de la cotidianeidad.
Las prisas, el ritmo acelerado del día a día han arrasado las calles a su paso como lo haría un huracán y han dejado la ciudad estática, al borde del desmayo.
Y tú allí de pie en el asfalto, donde habitualmente pasan los coches, como un último superviviente, con toda un ciudad por delante para conquistar.
Durará poco.
En unos días esta ciudad volverá a ser un órgano palpitante que late al ritmo de sus habitantes de regreso a su rutina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario