6.3.10

Soledad en amarillo

 

Estás detrás de un mostrador.
Si estás detrás de un mostrador puede ser por muchas razones:

i)     Trabajas en un bar.
ii)    En un hotel.
iii)   En una tienda.
iv)   En una consulta médica.
v)    En un hospital.
vi)   En una funeraria.
vii)  En un taller de reparaciones.
viii) En una comisaría.
ix)   En una biblioteca.
x)    En un colegio.

Generalmente si trabajas detrás de un mostrador puedes dar algo, recibir algo, intercambiar algo, comunicarte siempre y de algún modo dar información.

Detrás de un mostrador puedes acabar viendo todas las caras iguales y eso pasa por dos cosas:

a)    Después de un tiempo todas las caras te parecen copias de otras copias.
b)    Realmente la gente vuelve a pasar/pararse delante de tu mostrador.

Una persona te pide información.
Le das la información.
Le anotas la información.
Se va.

Otro día la misma persona vuelve a acercarse y te pide una información que vagamente recuerdas que se parecía a la anterior que le diste.
Le das la información.
Le anotas la información.

Te has olvidado hasta de que esa persona existe. Ese día esa persona ocupa  otra vez el espacio vacío delante del mostrador.
Pregunta.
Das.
Anotas.
Estás realmente convencida de que la información que le das siempre es la misma.

Entonces piensas:

1. Tiene la memoria frágil.
2. No compra post-it's porque conmigo le salen gratis -aunque estén escritos-.
3. Colecciona post-it's allá donde va.
4. Colecciona tipos de letra.
5. Va a construir un camino de baldosas amarillas -post-it's- desde la puerta de su casa hasta la nevera para que no se le olvide realizar la tarea pendiente.


Creo que no es nada de esto. Seguro que es una situación dramática y desgarradora.

En su casa no se comunican porque no tienen notitas amarillas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario