28.2.11

Sin insultar a la camarera, por favor

Es bien sabido que comúnmente las parejas bien avenidas tienen un lenguaje propio, como una especie de código secreto que surge espontáneamente de la complicidad y la afinidad de ambos. A veces esto se traduce en expresiones concretas, inventadas o no, o incluso en tonos de voz distintos dependiendo de lo que se hable.

Leyendo hasta aquí se puede pensar que hago referencia a las palabras, expresiones y tonos que uno emplea con su pareja. Ejemplos de esto pueden ir desde los convencionales: "cariño", "gordita", "cielo" hasta cualquier otro término.

Pues no, me refiero a cuando uno hace referencia a otros objetos, otras personas o animales. Me explico. Por ejemplo en casa tenemos la costumbre de ir renombrando a nuestros gatos según el estado de ánimo que presenten, la actitud o el comportamiento.
No es nada raro oírnos decir de nuestro gato "El Señorito-hayworth" cuando se acerca a saludarnos estirando una pata cuya garra abre desplegando sus cinco dedos sobre una de nuestras rodillas, de tal forma que, al ser más bajito que nosotros -menos mal- debe elevar bastante la misma y al comenzar el gesto parece la susodicha a punto de quitarse uno de sus famosos guantes.

Hay que imaginarse al Señorito estirando un brazo en toda su longitud pero sin guantes, sin vestido ni tacones, y con más pelo en el cuerpo...ah y caminando a cuatro patas, claro.

Tampoco es extraño oirnos decir que ya viene "El Señorito Forense" debido a la costumbre que tiene de acercarse a olernos la nariz cuando nos tumbamos en el suelo para hacer un estiramiento o para enderezar la espalda. En ese caso decimos que viene "a ver si hereda" porque parece que comprueba si todavía respiramos.

Supongo que esto lo hace todo el mundo que vive con animales de compañía porque les quiere y porque sí -¿o estamos nosotros chiflados?-, porque como ellos no hablan pero a veces ponen esas "caras" tan expresivas entonces nosotros hablamos por ellos. (Aquí se excluyen cocodrilos, pitones, buitres...Hablamos de gatos, perros, etc.)

Lo mismo pasa con la gata y entre el abanico de apelativos que podemos utilizar con ella hay uno creado por Pelotillo: Putonian girl.
Este pseudónimo aunque suene un poco fuerte para nuestra femenina, casta y delicada gata se suele emplear cuando ésta saca su picaresca y nos utiliza para sus fines, bien sea echarse sobre nosotros para que le rasquemos la barriga, o empezar a hacer saltos de caballito frotando los costados contra los marcos de las puertas y lo que pille, en su intento de atraer nuestra atención al cuenco de su comida o al del Señorito -ella es así de considerada-.

Toda esta explicación tan larga era necesaria para poner en situación sobre lo que sucedió hace unos días.

Pelotillo y yo estábamos comiendo en un restaurante, bastante abarrotado de gente y con bastante ruido. L@s camarer@s iban y venían.
Con el postre Pelotillo empezó a meterse conmigo porque mi ración era más grande que la suya y decía que por supuesto debía cedérsela -generalmente medio discutimos para que se lleve la ración más grande el otro, por eso lo del postre era un pique- a lo que yo me negué alegando que ya le daba la ración más grande de todos los otros platos durante la semana y que por lo tanto me tocaba a mí.

Picado en su orgullo por no haber recibido la respuesta esperada: "Bueeeno, vengaaa...tooooomaaaa" que por supuesto no iba a aceptar en realidad, me amenazó diciendo que iba a empezar a dejar de llamar a nuestra gata Putonian girl para...y no terminó la frase.

Todo esta conversación la teníamos mientras nos terminaba de servir la camarera el postre con tan mala suerte que la chica ya se alejaba y Pelotillo dijo la famosa expresión varias veces. No hablábamos muy alto pero con el ruido de fondo nos teníamos que hacer oir.

Así que la camarera, cuando ya parecía que estaba considerablemente lejos, se dio la vuelta y nos preguntó: "¿Me decíais algo?" a lo que contestamos efusivamente: "no! no! no!" "Hablábamos entre nosotros!". Menudo corte!

Luego nos reímos claro, porque con un término inventado, que sin saber de qué va suena como suena de mal, ya es mala coincidencia que alguien se dé por aludido aunque sea de refilón.

6 comentarios:

  1. Pobre, aún estará pensando en lo que le habrán querido decir, que es seguro que ese "no! no! no!" "Hablábamos entre nosotros!" no se lo ha creído...

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  2. Qué va! Si pusimos nuestras mejores caras de Gato de Shrek!

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  3. Jajajaja, pobre mujer aunque hay que reconocer que si yo escuchase putonian boy no pensaría que se refieren a mí... XDDDD. La verdad es que fue muy divertido.

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  4. Sí que fue divertido pero yo creo que nuestras conciencias nos daban a la culpa. ¿Te imaginas que llega a mosquearse? ¡Qué papelón! :P

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  5. Hombre si llega a mosquearse le habría dicho que te lo decía a ti... Eeehhh, digooo..., no, que..., bueno que..., puf ¡qué papelón!

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  6. Pues a alguien le hubiera caído un postre del cielo en toda la cabeza... X<

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