15.7.11

El Mes de la Cigarra

Ilustración de Josue Maguiña Sánchez
Julio es un mes tontorrón. Empiezan los calores veraniegos y cuando te quieres dar cuenta estás en el mes de julio. Un mes generalmente ignorado y recordado a la vez.
Ignorado porque suele estar antes de las vacaciones -si no es EL MES DE LAS VACACIONES- y con ese afán de que pase pronto es como si no quisiéramos verlo y vamos pronunciado su nombre en bajito:
"Jo, pues en julio tengo que ir al dentista. ¡Qué fastidio! Justo antes de las vacaciones, con lo mal que me viene!"
Otra cosa es que en este mes te vayas a darte el merecido descanso del año: "¡Pues a mediados de JULIO me voy de vacas! ¡Lo estoy deseando!".

Recordado porque es el mes al que le cuentas más los días que a ningún otro del año precisamente para que llegue el deseado paréntesis laboral.


Es un mes en el que en Madrid el calor aprieta que da gusto, aprieta tanto que te duchas para que al salir y ponerte el albornoz tengas algún momento en el día en el que te sientas realmente sec@, porque no hay otra manera. Y te acabas de secar y empiezas a sudar otra vez. Ahí es cuando piensas que qué raro que en invierno no vayas perdiendo agua cuando te mueves porque a juzgar por lo que se suda en verano, nadie diría que cabe tanta agua dentro del cuerpo. Este año sin embargo el verano está siendo benevolente con los madrileños y las temperaturas, excepto al principio del mes, son algo más frescas.

Es un mes donde se afloja hasta el paso en la calle. Yo no sé qué hará el resto de la gente pero desde luego yo dejo de tener prisa para llegar a cualquier parte y si me acerco a un trecho con mucho sol, entre las cuatro y las seis de la tarde, mis pies parece que se giren solos y caminen hacia atrás, hacia la sombra. Hasta tus mascotas dan cuatro pasos (4 pasosx4 patas=16 pasos) por casa y se desploman allí donde corre una brisilla mínima por debajo de la puerta.

Las siestas con calor son más espesas. No sé qué tienen que te echas un ratito y te despiertas una hora y media después con la sensación de que un marciano te ha secuestrado y ha hecho experimentos contigo metiéndote plomo en el cuerpo. Tu cerebro intenta arrancarte de tu posición horizontal pero tu cuerpo no te pertenece. Son momentos agónicos. Tu percepción del tiempo despierta no es mejor que dormida porque te cambias de sitio para recuperarte "cinco minutos" y puede pasar una hora entera mientras tu miras la pantalla negra del televisor apagado.

No es un mes para tomar decisiones importantes. Con semejante calentón climático seguro que te equivocas. Mejor no pensar en cosas complicadas. Es preferible dejarse llevar por el arrullo de los hielos en un vaso de limonada o de un refresco, por el crujiente sonido de los granizados, por el burbujeo de una  cerveza con limón helada, por la brisa artificial del ventilador o por la ilusión térmica de la vuelta al invierno del aire acondicionado.

Cualquier tarea, incluso las de casa, parece menos urgente, más fácil de ser pospuesta, llegando a modificarlas sutilmente: planchar con vapor por planchar sin vapor y con un buen vaporizador de agua en la mano, ese aspirador que echa aire caliente por un meneo de escoba saleroso, el horno por el microondas...Porque hay que comer pero que tan ricamente nos mantendríamos de platos fríos todo el mes: que si hoy un bocata, mañana una ensalada de hortalizas, pasado una ensalada de arroz, otra de pasta...si se pudiera hasta callos en ensalada, con tal de comer frío.

Por eso yo al mes de Julio lo he bautizado como El Mes de la Cigarra ¡y que trabajen las hormigas!

4 comentarios:

  1. Muy bueno...
    Aunque con esos calores, dudo de que tengas ganas de cantar todo el día, como cigarra...

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  2. Cantar no es lo mío pero si con eso consigo que lleguen antes las vacaciones...lo que haga falta. ;)

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  3. Y eso que en Madrid tenéis el clima continental y el calor será muy alto pero es seco. Los veranos que trabajé en Elche, con esa humedad propia del mar próximo... eso sí era sudar y sentirse pegajoso!!

    Lo de las siestas es exacto. Yo evito tumbarme porque el cerebro se vuelve de caucho y no vuelves a ser tú hasta pasadas unas horas. GGGGLLL

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  4. Jaja! Sí la verdad es que cuando he pasado calor calor en sitios con humedad ha sido angustioso. Recuerdo unas vacaciones de septiembre en Castellón. Cuando salía de la ducha pensaba que me estaba "secando" con una toalla mojada. Al llegar el primer día y salir del coche se oía mi pelo crujir rizándose por la humedad. :O

    Las siestas son más petardas en verano pero con lo que madrugo yo sin siesta no soy nadie. Como no descanse un ratito después de comer ya estoy balbuceando tonterías sin sentido o babeando...igual que tu Hommer. ;)

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