8.2.10

Quiero ser una mascota - III

 

Quiero estar de vacaciones. Quiero estar lejos de la oficina, lejos del teléfono que grita sin parar y lejos de los apremios, las preguntas y los plazos. Quiero que el aire me revuelva el pelo, el sol revele mis pecas pálidas en invierno y descubrir todos los sonidos del silencio.

Pero como no puedo soñaré que soy un gato casero con mucha buena suerte y me consolaré viendo los artefactos que el generoso dueño-fantasma en este sueño tendría para elegir en la siguiente selección.

¿Quién no ha tenido un día de locos, con temperaturas de 5 grados en la calle, nos ha llovido, nos han echado una bronca en el trabajo, todos los buenos propósitos cuando nos lavávamos los dientes por la mañana delante del espejo se han vuelto en contra nuestra y todo ha salido al revés...?
Llegamos a casa con la espalda hecha una maroma, nos sentamos en nuestro cálido sofá, por fin en nuestra cálida casa, mientras fuera diluvia y graniza con más fuerza y de repente, todo lo que ha se torcido durante ese día en que mejor hubiéramos hecho quedándonos en la cama, se diluye mientras un dulce sopor embarga nuestro cuerpo...
Pues así debe de sentirse nuestro felino cuando utiliza una de estas camas calefactadas. Claro, que probablemente él no esté ni la mitad de cansado que nosotros en unos de esos días infernales  -aunque crean que sí- pero en fin, seguro que lo disfrutan igual.
La protección del mecanismo eléctrico debe de ser suprema porque sabiendo que les encanta cardar con las uñas el sitio donde van a domir -como un ritual sabiendo lo bueno que les espera- , de lo contrario corren el riesgo de hacerse una radiografía al instante de todo el esqueleto. 
Por si a alguien se le ocurre innovar demasiado, la cama es solo para interior.

 
Esta podríamos llamarla una cama de paso: tiene una alfombra cómoda para echarse y atractiva para rascar y cuenta con un cepillo en forma de arco con el cual el gato puede entretenerse. 
Aunque yo más bien diría que dado que los felinos domésticos suelen congraciarse con los humanos muy a menudo frotando el lateral del lomo con la pierna y cualquier elemento vertical disponible -marcos de puertas, patas de mesas, sillas, etc- quizá no sería tan mala idea si el felino se acostumbrara de vez en cuando a hacer la misma operación pero con el arco de este artilugio y así nos ahorraba de vez en cuando algún que otro cepillado.

Otro de los pequeños placeres de un gato es rascar con sus uñas una superficie áspera o de tela (con preferencia por los sofás recién estrenados). 
En el mundo felino este acto sirve de marcaje del territorio y para desechar las uñas muertas que, por capas, están renovándose continuamente.
Este artilugio sirve también como cama y como masajeador, algo que no queda demasiado claro en la descripción del producto, a no ser que el gato se frote el lomo con el interior. 
Para gatos que disfrutan con los productos naturales hay que decir que la cama está tratada con aceite de hierba gatera orgánica.
 
Hay gatos y gatos pero raro es el gato al que no le gusta paladear el agua fría recién salida del grifo y en movimiento.
Útil para evitar que el gato se pase el día lamiendo el susodicho.
El gato casero, sobre todo si vive en un piso o apartamento, necesita airearse. Se pasará muchas horas recostado en cualquier lugar que le proporcione buenas vistas a lo que sucede fuera, y buscará el sol, el aire y los olores nuevos con gran entusiasmo y fidelidad. 
A pesar de todas estas opciones, esto a la larga no es suficiente para sus necesidades y el problema añadido a este encierro “con vistas” es que se habrá vuelto temeroso del exterior.
Por otra parte, no es muy común sacar al gato a pasear y no importan tanto las miradas incrédulas o las cabezas que se giran dos veces para corrobar lo que ven sus ojos, como que al final, la calle, por costumbre y en cuanto a paseos se refiere es territorio de perros.
No es una situación tan rara que saques tu gato a pasear y a parte de chuflas y burlas de propios y extraños te veas en la tesitura de encontrarte con un perro que corretea libre, fuera de un parque, seguido a sus buenos diez metros del supuesto dueño que debe vigilarlo.
La curiosidad, como mínimo, del can –si no una rabia ancestral- hará que quiera acercarse a ese animal flexible con aspecto de conejo pero con más colmillos y menos orejas, que le encanta correr delante de los perros, que se infla y se desinfla a voluntad y que en ese momento viaja asustado en el regazo de su dueño. Por supuesto, este gato, no tan acostumbrado a los estímulos del exterior sin cristal de por medio, hará lo posible por huir con el consecuente peligro para su salud y la de su compañero humano.

Pues he aquí una solución: sacar a tu gato a pasear en un carrito como si de una autoridad eclesiástica se tratara. Yo lo llamo el gato-móvil.
Lo único preocupante es que la carrocería es de tela y si se cruza en su camino uno de esos canes con furia contra la especie felina la próxima vez habrá que comprarle al gato un hammer y pagarle el curso de conducción.

También es útil en caso de perros o gatos, que acostumbrados a salir, no puedan caminar.



Hablábamos antes del gusto del felino por otear todo lo que pasa fuera a través de la ventana. ¡Qué mejor que esta cama-balda para que pueda curiosear a gusto, cediendo al sueño si en un momento dado quiere echar una cabezadita!.
  
 
Esta versión sería adecuada para gatos que quieran emular a sus parientes lejanos los leones y cuyos dueños no tengan problemas de espacio en la vivienda. Ideal para recibir en audiencia a las visitas. 

Si nuestro gato es muy sibarita y además del mirador quiere tener intimidad y dormir a pata suelta como un señor a imagen y semejanza del humano cohabitante, también existen camas para que pueda sentirse justamente reconocido en el hogar. Igualmente vale para perros pequeños, como se aprecia en la foto.

Seguimos con el descanso. Esta plataforma sirve como cama improvisada y es rascador en casi todas sus superficies. La ventaja principal son su diseño y que es plegable.



Aunque puede que a tu gato le guste más la siesta de sofá. Para ello hay artículos como el aquí reseñado y que además darán un toque moderno al sitio de descanso. Por muchas vueltas que el felino dé al menos no se saldrá por tres lados de la cama.

Otro modelo más propio del próximo día  de San Valentín


Por último la joya de los placeres gatunos en formato totalmente snob: puros de hierba gatera orgánica.
No puedo añadir nada más a este artilugio; habla por sí mismo.


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